sábado, 8 de mayo de 2010

TABARÉ. UN REPORTAJE

Este monstruo de la historieta que es Tabaré, que, cómo puede verse en las cosas que subí, hace lo más dificil, porque dibujar dibuja cualquiera, pero tratándose de historietas, que los personajes estén ahí, vivos, con cuatro líneas, sin fuegos de artificio, y vivos, es algo que no muchos pueden hacer.
Este tipo, decía, debe tener un problema con el agente de prensa, le debe andar mal el coso, el aparatito de los reportajes y las fotos, porque siendo como es, un groso total, no hay un puto reportaje que le hayan hecho, o mejor, que haya dado. Eso pensaba hasta hace 10 minutos pero acá encontré este reportaje que le hizo el ilustrador Lucas Cejas para el diario El Litoral.
Aquí va:


Un creador sencillo



Tabaré. Nació en Uruguay, en 1948, y en los primeros años de la década del '70 llegó a Buenos Aires, donde animó a personajes inolvidables. Una charla con Nosotros recorre su trayectoria, ligada a otras grandes figuras del humor nacional. Entre ellos, el recordado Jorge Guinzburg.

Tabaré Gómez Laborde, conocido como Tabaré a secas, aparece en el lugar de la entrevista caminando con una pequeña carpeta bajo el brazo derecho. Treinta años antes, esta misma imagen se repetía cuando intentaba recalar en la selva porteña para hacer realidad una sana ambición: ganarse la vida con dibujos. Logrado ese objetivo -saboreando fracasos previamente-, participó de la renovación en el humor gráfico nacional a partir de los años '70, integrando la contratapa de Clarín junto a sus colegas Crist, Fontanarrosa y Caloi.

Compatriota del maestro Hermenegildo Sábat, admite que fue el artista uruguayo quien lo hizo entrar en Clarín durante los años '70, cuando empezaba a gestarse una renovación en el panorama del humor gráfico en la Argentina.

También colaboró durante muchos años con la revista Humor a través de las historietas "Protección al menor", junto al genial Meiji, y más tarde con "Vida interior", historieta de su autoría, donde narraba las aventuras y desventuras de cilios, bacterias, virus, células y glándulas, siempre a través de un humor irónico y potente.

Ahora, Tabaré acaba de entregar las siete tiras de "Diógenes y el linyera", que cotidianamente se publican en el diario Clarín, y aclara que sólo viene a Capital Federal por cuestiones de trabajo. Ha elegido Turdera -un barrio del gran Buenos Aires, declarado "un principado" por su colega y amigo Bianfa- para vivir con más tranquilidad. Capital Federal es un caos de tránsito y peatones, donde es posible advertir y comprender el por qué de su elección para habitar un espacio más sano.

Situado frente al espejo del tiempo, Tabaré considera que su vida no merece ser motivo de reportajes ni mucho menos de posturas ególatras. Es feliz dibujando al calor del hogar, sobre la mesa del comedor, con su mujer y sus hijas cerca. De este modo, no es curioso que este hombre -que ignora naturalmente la solemnidad- se haya ausentado sin previo aviso de la entrega de algunos de los premios y distinciones que por su obra le han otorgado.

Es así como debemos entender que Tabaré, un laburante del humor, haya elegido a un postergado, como lo es el linyera, para reflexionar sobre cuestiones que no son precisamente humorísticas: la exclusión, la desigualdad, las privaciones y la pobreza. Todo un canto a la condición humana, aunque, a veces, ésta se nutra de valores negativos.

Del otro lado del charco

- ¿Comenzaste dibujando en Canelones (Uruguay)?

- Yo nací en La Paz y me crié en Canelones. Trabajaba en una agencia de publicidad, pero no me gustaba y me relacioné con gente de allá, Blanquito y Pancho, que hacían algunas revistas; una de ellas se llamaba La Valota.

Acá en Argentina había un diario llamado Noticias -que no duró mucho porque era de izquierda- y tenían una página de humor; así empecé a publicar acá. Eran los años setenta. En el '69 vine a la Argentina y me fue mal, en el '73 lo mismo, para el '74 ya había publicado en Satiricón y en Chaupinela. Después en la contratapa de Clarín una viñeta llamada "Tabaré tira la taba". En el '77 le llevé la tira a Sábat, que la hacíamos con Abrebaya y Guinzburg, y a los pocos meses entramos porque se había terminado una tira de Brocoli llamada "El mago Fafa". íAsí que Diógenes es un perro viejo!>

- ¿Dónde los conociste a Guinzgurg y a Abrebaya?

- En Satiricón. No me acuerdo si ellos me propusieron para que yo dibujara la tira o si fue al revés. En esa época yo hacía guión y dibujo, porque no tenía guionista. Después apareció Humor, Sex humor, Súper humor y había que hacer como 20 páginas por día. También publiqué algunas historietas en Fierro.

La escuela, la familia y el fútbol

- ¿Quiénes fueron tus referentes de pibe?

- Y... en esa época no había televisión, sólo revistas de historietas: las mexicanas, Tarzán, el gato Félix, Súperman, la pequeña Lulú, que se yo... y uno quería hacer eso, quería dibujar; en la escuela no le daba bolilla a la maestra y siempre me llevaba Matemáticas, Inglés, Física y Química.

- Bueno, la mayoría de los dibujantes nos llevamos alguna vez Matemáticas...

- íSí!.

- ¿Tus viejos te apoyaron?

- Mis viejos eran bárbaros, en el sentido que me dejaban hacer lo que quería. También quise ser jugador de fútbol y no pude porque no tenía un mango, tenía que tomar 4 colectivos, y después no fui más. Así que fui un frustrado jugador de fútbol. Jugaba de número 5, era como Tito Goncalvez (risas).

- ¿Sos de Peñarol?

- íNo! De Nacional, de un equipo serio (se ríe). Aparte en la escuela no pasaba de año nunca, creo que las clases terminaban en noviembre y yo en setiembre me fui. Estuve 7 años en una empresa de publicidad, donde dibujaba logos, pegaba letras, dibujaba algunos productos pero no me gustaba. Era como un dibujo técnico, y yo quería hacer historieta. Así que aguanté sólo porque tenía que comer.

Grande entre grandes

- ¿Hiciste caricaturas también?

- Sí, en el diario Hecho, de Selmar Michelini -un político al que mataron acá en Argentina- creo que tenía algo que ver con el diario Noticias. Pero seguía trabajando en la agencia de publicidad; además, yo no era caricaturista, era como una especie de cartonero... íagarraba de todo! Después trabajé en una fábrica de cerámica.

- ¿Por qué la decisión de seguir insistiendo en Buenos Aires?

- Y, porque si uno quería ser dibujante no podía quedarse en Uruguay, acá era un mercado fuerte y había que probar... y salió bien. Se renovó la página de humor de Clarín y ya estaban Crist y Fontanarrosa.

- ¿Era muy complicado venir desde Uruguay?

- No, pero nos habían avisado a Aquiles Fabregat (guionista) y a mi que estábamos en una lista negra. O sea que no íbamos a laburar. Entonces rajé para acá. La dictadura en Uruguay fue en el 73' y acá fue después: el tipo era bien ubicado, ¿viste? (se ríe).

- En Chile la situación no era mucho mejor...

- No, pero acá se podía laburar, aunque había que hacer algunos dribblings.

- ¿Y tuviste buena relación con Sábat?

- Sí, el que me hizo entrar en Clarín fue "Menchi" Sábat; él fue quien presentó la tira y gracias a él entré. Ya está todo dicho.

- ¿Y en los 80, qué hiciste?

- Hice la historieta "Vida Interior", con guiones de Meiji. Antes, para Chaupinela, hacía "La lombriz solitaria", pero se había agotado el tema; entonces Cascioli me dijo: "¿por qué no hacés algo con el cuerpo?", y así empecé con "Vida Interior". Pero también se me terminó el tema porque yo de medicina no sabía nada. Además no era muy académico, hasta que el "Tano" Cascioli me dijo: "hacelo con Meiji, que es médico", y la seguimos un tiempo más.

Vocación y profesión

- ¿Cómo ves hoy al humor gráfico?

- A veces me da lástima la frustración de los pibes, sobre todo por la falta de mercado. Acá el mercado está liquidado, no hay más revistas. Después se empezaron a vender las revistas de espectáculos y las revistas como Humor dejaron de venderse; además el boom de Humor fue en la época de la dictadura, cuando la gente quería ver y leer otras cosas.

- ¿Se juntaban después del cierre de cada número?

- Sí, nos juntábamos al mediodía, charlábamos, tirábamos ideas, éramos un grupo de siete u ocho personas. Eso sí, nos tomábamos unos cuantos vinos y ahí explotaba todo.

- ¿Cuál fue el primer libro que publicaste?

- íUf!, se llamaba "El humor de Tabaré" y fue en el año '74.

- - ¿Eso es una rareza? Porque vos no publicaste demasiados libros...

- No, no publiqué tantos. Bueno, "Diógenes y el Linyera" no tiene ningún libro. No sé, son cosas de la vida, quizás no soy...

- ¿...ambicioso, tal vez?

- No, ambicioso me hubiese gustado... no sé venderme. Entonces, no ando golpeando las puertas y preguntando: ché, ¿querés publicarme un libro? Si se da la ocasión bueno, si no, no me calienta, nunca me calentó. Tengo una vida mucho más simple, mas tranqui.

- ¿Tenías contacto con el negro Fontanarrosa?

- Muy poco, viste que los dibujantes cada uno labura en su casa. No es que uno no quiera juntarse, pero Crist vive en Córdoba, el Negro vivía en Rosario, Nine en La Lucila, Caloi en Parque Lezama. No es que podés visitarte todos los días, nos tanteamos por mail.

- ¿Y amigos cercanos en el ambiente?

- Sí, todos los viernes nos juntamos con Alfredo Grondona White, con Julio Parissi y Jorge Barale y el viejito (sic) Walter Clos (periodista deportivo), pero él ya falleció y ahora somos cuatro, si seguimos así... (risas). Y Grondona ahora no puede porque está complicado, así que se nos dificulta. Además, no está dibujando porque no tiene dónde. Parissi edita libros... y otros dibujantes como Ceo, Limura, no sé qué están haciendo.

Además, no hay demasiadas exposiciones como se hacían antes. Los tiempos cambian, no se puede llorar por lo que pasó. La vida continúa.>

- ¿Volvés a Uruguay cada tanto?

- A Uruguay hace 2 años que no voy; lo que pasa es que ahora tengo mis hijas y mi nieta que tiene pocos meses y te atan. Pero igual voy al pueblo a ver a mis amigos, es un pueblo bastante conservador. Allá yo tenía un boliche con botellas en los estantes, con la radio... Se llamaba "Que no ni no", que es una frase que se repite en la cancha, como el tema de Jaime Ross ("Cuando juega Uruguay"). Duró 16 años, lo atendía mi suegro, jugaban al billar y al truco, tomaban un vino... era un boliche clásico.

- En Santa Fe está el Monte Líbano. Es un bar muy antiguo donde se reúnen músicos, escritores, pintores, periodistas, vendedores ambulantes...

- Y lo lindo de eso es que no hay diferencia de clases, hay gente de distintas profesiones... Ahí son todos iguales.

Diógenes y el Linyera

- ¿Cómo creaste Diógenes y el Linyera?

- No me acuerdo, ni idea... Lo debo haber ido bocetando de a poco, es decir por decantación, y los dibujos no son los mismos que hace 30 años. Uno va cambiando, no sé si para bien o para mal (risas), pero se va profesionalizando. Yo entrego 7 tiras para toda la semana y después me voy. Almuerzo con García Blanco (ex guionista), aunque ahora soy yo el que hace el guión.

- ¿Tenés idea de cuántas tiras hiciste?

- Nueve mil y pico. Las voy guardando en cajones. Ahora entrego una fotocopia a color, con colores planos y listo.

- ¿Y los dibujos animados que hiciste?

- Son 50 cortos. No los hice yo, es un grupo uruguayo que les dio movimiento a los dibujos. Yo les entregaba los chistes y ellos hacían todo. Eso fue hace más de 10 años. Los visité en su estudio y laburaban como caballos, era todo artesanal.

- Tuviste varias distinciones...

- Sí, una de ellas fue en el año 2003: me dieron el premio Lolita Rubial (Fundación de Arte). Y estuve tan bien que no fui a retirarlo, se hizo la ceremonia y no fui. Era un reconocimiento a la trayectoria... como siempre quedo bien en todos lados (bromea). Después, en España, tuve un reconocimiento honorífico pero no recuerdo muy bien...

- ¿Conociste España?

- No, no conozco, nunca viajé.

- ¿Y tenés ganas?

- Sí, pero antes tengo que hacer el pasaporte (ríe enérgicamente).

Su lugar en el mundo

De entrecasa.

- Había una buena definición de Bianfa, que decía que vos para laburar bien necesitabas estar en la mesa del comedor, escuchando el ruido a fritura de las milanesas que preparaba tu mujer, y sentir a tus hijas cerca. Es como tu lugar en el mundo...

- Mis hijas corrían alrededor mío cuando yo hacia las tiras; más de una vez habré entregado los personajes con los ojos extraviados. "Qué mirada rara que tienen", me decían.... Me lo habían retocado mis hijas (risas). Pero bueno, está todo bien, no me gusta el silencio. Mi viejo era hojalatero, el que arregla el fondo de las ollas y los calentadores, y estaba todo los días ípum, pum! Está todo bien, eso es una familia, la casa, íloco! No tenés por qué aislarte.... es la vida.

- ¿Cuántas hijas tenés?

- Tengo dos, una está casada y otra se me está por ir: ya compró un departamento, tiene que hacer su vida... La más chica es licenciada en Arte y la más grande se casó pero se fue enfrente, o sea que la mudanza fue corta (risas). La menor enseña en escuelas y es la que me mejoraba los dibujos.

9 comentarios:

Bruno Bauer dijo...

Increíble, habla como si no supiera quién es. Con razón no da reportajes.
Con tan poco ego no te sostiene una entrevista.

Pablo Fayó dijo...

Es que el tipo es un dibujante, hay otros que parece que laburaran de contestar reportajes...

Un groso Tabaré, mis respetos.

Oscar Grillo dijo...

Una verdadera maravilla Tabaré. Un honor tenerlo alli!!

Podeti dijo...

Bueno, qué se puede decir de este prócer...

¡Ahora, hay que avisarle que Diógenes y el Linyera tienen dos libros publicados (y un compilado en el libro de la coleccion de Hispamérica), porque le deben estar afanando un fangote de regalías!!!

Luiso dijo...

Comentario medio descolgado el mío, pero estuve viendo todo el blog... y al llegar a el "Cachuso Rantifuso" se me llenaron los ojos de lágrimas... lo parió que lindos recuerdos.

El Gato dijo...

Che, ayer murió Frank Frazetta (9/2/1928 – 10/5/2010)... Un grosso menos.

Que levante la mano el que no se tocó alguna vez con uno de sus dibujos.

María sola dijo...

Diego que pasó con el otro blog? Se te extraña!

Emilia S dijo...

Hola!
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Catherine

Anónimo dijo...

Gracias por publicar esta entrevista, un genio Tabaré, y admirable su postura a la NO-FAMA. Cada cual a lo que le interese. Aplausos!